De la pista...al convento
Michela Amadori, jugadora italiana de voleibol que durante su carrera deportiva ha sido internacional junior, ha decidido abandonar este deporte para convertirse en monja de clausura. En 1998, al trasladarse a Roma para jugar en el club Centrale del Latte, de la segunda categoría profesional italiana, ya puso los primeros pasos para su vocación religiosa al iniciar la carrera de teología. Desde este año empezó a compaginar el voleibol y su anhelo religioso, decidiéndose finalmente por colgar las "botas" y entrar ahora, con 26 años, en un convento de clausura. "Es algo difícil de explicar, pero sería parecido a enamorarse, imposible de explicar con palabras", ha indicado Sor Michela, que tenía como deseo "ayudar en las misiones de todo el mundo", pero que reconoce que de pequeña nunca había pensado en hacerse monja.
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katerin -